viernes, 7 de noviembre de 2008

Los Dilemas Históricos de la auto - educación popular en Chile.

Por Gabriel Salazar

Al observar sinópticamente los procesos educacionales concretos que se han desenvuelto en la historia de Chile, se constata que, de un modo determinante, ellos han consistido en los esfuerzos hechos para hallar una combinación óptima entre los siguientes elementos:

* El desarrollo sicopedagógico adecuado de la personalidad de los educandos.

* La incorporación e internalización de un legado cultural y tecnológico recibido por lo común, desde Europa y Estados Unidos. A veces, esto ha involucrado la readscripción a los nuevos niveles de desarrollo del 'humanismo' cristiano occidental; otras veces, la adscripción a humanismos 'alternativos', de igual procedencia, y las más de las veces, el ajuste con respecto a los nuevos avances y patrones de la 'civilización material' de los países desarrollados. En conjunto, esto ha configurado el doble fenómeno de la 'dependencia' y la 'modernización'.

* La formación, a nivel de los educandos, de 'habilidades específicas' y/o de 'actitudes convenientes', que son requeridas por la sociedad chilena, o bien para promover su desarrollo económico, o bien para asegurar la estabilidad o modernización de sus sistemas políticos. Esto ha dicho relación, más bien con la 'funcionalidad' del sistema educativo para con la sociedad local, funcionalidad que, normalmente ha sido evaluada, definida e impuesta por la más alta élite dirigente del país, en correlación a sus problemas e interese específicos.

* El desenvolvimiento de demandas sociales y prácticas autoeducacionales que son pertinentes a la realización de un proyecto histórico sectorial ( o de clase o de grupo) pero de consecuencias y proyecciones nacionales. Normalmente, tales demandas y prácticas son introducidas por los grupos más postergados de la nación, cuando han percibido que el conjunto de la sociedad nacional funciona perjudicando sus intereses, cuando no su mera existencia. Ciertas minorías étnicas y sociales, han tendido ha proceder de igual forma, aunque con menos proyecciones históricas.

La eficiencia histórica de los procesos educativos nacionales debería, en principio, medirse en relación a la capacidad de los mismos por combinar esos elementos según una forma de equilibrio que fuese social, nacional y universalmente (es decir 'épocalmente') adecuada. Es evidente que esa combinación óptima es, por su naturaleza una 'cuestión nacional de Estado'. Por manera antinatural, sería una cuestión de ajuste espontáneo, de ensayo y error. Históricamente, sin embargo, ha demostrado ser una cuestión de hegemonía; es decir un problema estrechamente ligado con los problemas liderales específicos de las élites dirigentes del país.

En Chile los 'problemas liderales' no han sido pocos, ni pequeños. Las élites dirigentes nacionales han patentizado, a través de su historia particular, que 'dominar' - aún en condiciones de control total del poder formal e informal sobre el resto de la sociedad - no es suficiente para resolver los problemas sustantivos del liderazgo; a saber: la realización exitosa de un proyecto sectorial de desarrollo - de clase - como un proceso nacional de progreso, integración y estabilización. En este último sentido, la historia de las élites dirigentes nacionales ha sido sucesión recurrente de frustraciones y fracasos. Determinadas por éstos, han tendido a combinar los elementos del problema educacional - y de otros problemas - no desde la perspectiva de los intereses estrictamente nacionales, sino más bien desde el marco comprimido de sus complejos y agudizados problemas liderales. De este hecho - ya estructural en la Historia de Chile - se ha seguido una doble consecuencia.

* De una parte, las deliberaciones y opciones de las aproblemadas élites dirigentes nacionales han primado por sobre las deliberaciones y propuestas de los teóricos y técnicos de la educación chilena.

* De otra parte, grandes sectores de la sociedad chilena, y en especial los más postergados, han percibido que el sistema 'educacional chileno' ( o sea, el controlado por esas élites) es disfuncional, a su situación concreta, a sus intereses específicos y, sobre todo, a la realización de sus propios proyectos históricos de desarrollo sectorial y de reorganización nacional. En respuesta a esta percepción básica, estos sectores han tendido, en mayor o menor grado, y según las coyunturas históricas a desarrollar proyectos alternativos de autoeducación.

De este modo, los procesos educativos nacional han estado coronados, superestructuralmente por el conflicto interno del liderazgo y por la pugna ideológica entre las élites efectivamente dirigentes y los 'teóricos nacionales' de la educación. Descansando, al mismo tiempo, sobre la infraestructura formada por el estado histórico real de las grandes masas nacionales, y por sus esfuerzos por educarse así mismas en el proyecto ( y en el proceso) que asegure tanto su liberación como la reorganización global de la sociedad chilena. Se comprende que, dada esta peculiar estructuración, los procesos educativos nacionales no han llegado a constituirse plenamente en un 'sistema educacional' integrado, coherente y funcional para todos. La parte de esos procesos que ha sido institucionalizada como sistema, no ha sido otra que la que se ha sometido a las directivas impuestas por las élites 'aproblemadas', generando la sensación de disfuncionalidad de las grandes mayorías. Otra parte - históricamente significativa - no se ha institucionalizado como sistema, o lo ha sido a medias, o lo ha sido incompleta o frustradamente. Por una o por otra causa, por lo tanto, parece excesivo - o, mejor dicho, deficitario - reducir el problema educacional chileno a la trayectoria del sistema institucionalizado de educación. En un sentido dinámico e histórico, el problema rebasa con creces la lógica de ese marco estrecho y particular.

Este trabajo pretende situarse de un lado, en la perspectiva dinámica ( histórica) del problema educacional chileno; de otro, en la perspectiva de los grupos populares, que sintiendo la necesidad vital de promover su propio proyecto histórico de desarrollo y de reorganización social, incurren en prácticas auto educativas que, aunque limitadas y marginales, contienen por lo común una carga social y una intencionalidad histórica de alcances insospechados, que comprometen no poco la legitimidad y la estabilidad de los sistemas. La primera pretensión implicada dejar de lado la llamada 'racionalidad tecnocrática' de los sistemas educacionales nacionalmente equilibrados ( de dudosa existencia en Chile), para asumir, a cambio, los contenidos cambiantes y los tiempos entrecruzados propios de los procesos históricos. La segunda pretensión implica, simplemente, situarse dentro de las perspectivas de largo plazo del movimiento social de las clases postergadas.

Esto último merece, tal vez, un comentario adicional.

No debería ser un misterio para nadie - para nadie, al menos, que tenga un mínimo de sensibilidad histórica y social - que el problema de la 'auto educación popular' forma parte viva del problema estratégico de la sociedad chilena. Es la contra parte dinámica del problema educativo- lideral, que tantas veces ha intentado resolver - no óptimamente- la élite dirigente chilena. Pues, vistos históricamente, los procesos de autoeducación popular no han sido otra cosa que las prácticas de entrenamiento que los sectores postergados se han visto obligados a darse a si mismos a efectos de:

* Saldar los déficit educacionales acumulados por el sistema nacional de educación establecido por las élites dirigentes.

* Promover su propio desarrollo y liberación.

* Reorganizar los fundamentos de la sociedad chilena en su conjunto.

En este sentido la 'educación popular' apunta a objetivos históricamente diferentes y aun opuestos a los de la educación popular que las élites nacionales, a través del 'sistema', han tratado de impartir a los sectores postergados. Dominantemente, la segunda a apuntado, no a la liberación o al desarrollo del proyecto histórico específico de esos sectores, sino al afianzamiento de su 'integración' al sistema y de sus actitudes conformistas. La 'autoeducación popular' por el contrario, no se define por un intento de afianzar un determinado orden social, sino por promover un determinado proceso histórico: el desarrollo pleno de las implicancias sistémicas y sectoriales del movimiento social del 'bajo pueblo' chileno. Esta orientación distinta determina la existencia de otras diferencias importantes, que vale la pena señalar: la 'autoeducación popular' no está centrada en la formación óptima de un individuo o de una personalidad, sino en la potenciación histórica de un grupo, clase o colectivo social. Su objetivo último no es tanto preparar generaciones jóvenes para el mejor servicio de la sociedad existente, sino para el advenimiento de una sociedad refundada y socialmente reajustada. Este radicalismo ha sido tanto mayor cuanto más opresor y socialmente excluyente halla sido el sistema dominante. Por lo tanto la 'auto educación popular' ha de ser definida, básicamente como ese conjunto de procesos educativos suplementarios que, sobre el margen del sistema dominante, prepara a las generaciones pobres para desempeñar adecuadamente, no roles estructurados, sino roles históricos, atingentes a su propia liberación y a la refundación por debajo de la sociedad chilena.
Tal definición, sin embargo, debe entenderse como esencialización - no la idealización - de un tipo histórico. Los procesos autoeducacionales del 'bajo pueblo' chileno, se encaminan, en última instancia en la dirección señalada. Eso explica su permanencia en la historia social y política chilena, y su tendencia hacia la radicalización, como lo revela su historia particular más reciente. Pero esa direccionalidad esencial no debe ocultar el hecho de que tales procesos han estado normalmente sujetos un difícil dilema histórico.: o mantienen su autenticidad social trabajando en los sectores postergados su autonomía relativa frente al sistema dominante; o se comprometen trabajando determinadas reformas parciales de ese sistema (incluyendo la educación nacional), aceptando de algún modo la convocatoria integracionista del mismo. Entre ambos cuernos del dilema, la opción histórica y popularmente correcta es difícil, a veces porque la constitución social específica de los grupos populares ( es decir, su identidad epocal) enfatiza tendencias integracionistas. Otras veces porque el sistema mismo ofrece más anchas avenidas de integración, sea del tipo de la 'educación popular', sea del tipo democratización - aparente- del sistema político, sea a través de dinámicas envolventes, como la espiral precios - salarios, por ejemplo.

Y no han influido menos las ideologías sistémicas de liberación popular, que asumiendo una postura de ruptura revolucionaria frente al régimen, han promovido, a veces, la creencia en las reglas de un sistema nuevo, pero utópico e históricamente distante.

La existencia del dicho dilema ha confundido a menudo los procesos de autoeducación popular y ha entorpecido su proyecto de desarrollo social subyacente.

Este trabajo se propone, así, examinar el desenvolvimiento histórico de la auto educación en Chile, con especial referencia al problema señalado. A este efecto enfocará el problema desde una doble línea de observación y análisis: una siguiendo el proceso superestructural de los problemas liderales de las élites chilenas, en tanto referidos a la denominada educación popular. Esta línea dejará de lado como se dijo, la discusión teórico técnica sobre educación y la historia particular del 'sistema educacional' en cuanto tal. La segunda línea de observación y de análisis seguirá el proceso social (infraestructural) de los grupos populares chilenos, en tanto referidos a los procesos de autoeducación y/o de educación popular. Ambos análisis se regirán por una períodización históricamente adecuada, que no es necesariamente común(..)

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